Fotos como esta del post estoy segura que dan
pie a que se genere alguna polémica. Pienso que este es un tema que se debe bien reflexionar.
Si bien a todo padre y/o madre le encanta
que su hija luzca hermosa considero que debe haber un límite para no excedernos.
En ocasiones he visto ciertos programas de
concursos para niñas en la TV, en los que estas aparecen con llamativos trajes y
recargadas de maquillaje. Si bien respeto la decisión de sus padres de hacer
que sus hijas concursen en ellos, en lo personal, estos no me agradan.
Y no es que yo quiera tener la última palabra
al respecto pero no me agrada ver a una niña aparentar ser mayor a lo que en realidad
es. Considero que todo tiene su tiempo y llega a su debido momento.
Según la psicóloga Ángela Londoño-McConnell,
presidenta de AK Counseling & Consulting, las motivaciones de los padres
para enviar a sus niñas a estos concursos son variadas, pero una de ellas
podría ser el dinero.
“El problema es que si la niña empieza a
ganar dinero y se convierte en una fuente de recursos financieros para la
familia, hasta qué punto se puede convertir eso en explotación”, señaló
Londoño-McConnell a la Voz de América.
A pesar de que no hay muchos estudios acerca
de los posibles efectos que estos concursos pueden tener en las pequeñas reinas
de belleza, la psicóloga explica que ciertas investigaciones sí han hallado
consecuencias negativas.
“Algunas de las niñas que participan en esta
clase de eventos tienden a reportar menos satisfacción con sus cuerpos como
también problemas con el poder confiar en sus relaciones interpersonales”,
aseguró.
Apartando el tema de los concursos pienso que
debemos siempre tener presente que la niñez se vive sólo una vez y ya tendrán
tiempo para ser adultas. Mientras tanto, debemos hacer lo imposible para que
nuestras hijas disfruten de su niñez y a su vez nosotras disfrutarla con ellas,
vistiéndolas como lo que son: unas nenas.
Vestirlas como corresponde, es una forma de
protegerlas. Hay mil maneras de hacerlo de manera preciosa, sin necesidad de
que se vean "sexys".
Es mejor enseñarles a valorarse desde
pequeñas, de modo que cuando crezcan no sientan que son objetos para exponerse,
sino que son personas valiosas, que merecen ser respetadas y queridas por lo
que son, no por su apariencia.
Así que sigamos cuidando de nuestras niñas
para que crezcan de la manera más sana posible.
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