Algo de lo que no se suele hablar mucho y que resulta muy importante para que toda mujer se informe es el llamado prolapso genital o prolapso del suelo
pélvico.
Les cuento que aún cuando no es una patología muy frecuente, puede llegar a afectar a
las mujeres que han tenido un parto vaginal (especialmente si han tenido varios
partos o sus bebés han sido de gran tamaño), las que han tenido alguna cirugía
vaginal o aquellas que sufren de obesidad, estreñimiento crónico, factores
genéticos o una edad avanzada, por lo que aproximadamente un 11% de las mujeres
podrían ser intervenidas para solucionar
este tipo de problema a lo largo de su vida.
Se trata del descenso de los órganos pélvicos
debido al fallo en las estructuras de soporte de los órganos pélvicos, es
decir, el suelo pélvico. La vejiga o el recto caen sobre la pared vaginal y el
útero desciende, ocupando la vagina e incluso asomando el cuello uterino por la
vulva, esto ya sería en los casos más graves.
El prolapso genital no solo produce una
sensación de bulto y de peso en la zona, sino que también puede conllevar
incontinencia urinaria, disfunción sexual, dolor crónico y hasta problemas en
la defecación.
Tipos
de prolapso genital
Existen diferentes tipos de prolapso de
órganos pélvicos:
Cistocele
o "vejiga caída": es el tipo de propaso más frecuente,
que se produce cuando la vejiga cae dentro de la vagina.
Prolapso
vaginal: en el caso de mujeres a las que se les ha realizado una
histerectomía (ya no tienen útero), se produce cuando la parte superior de la
vagina empuja hacia abajo y cae sobre la parte baja.
Rectocele: se
produce cuando el recto cae dentro de la vagina.
Prolapso
uterino: se presenta cuando las estructuras de apoyo que
sostienen el útero están comprometidas y el útero cae dentro de la vagina.
Enterocele: se
suele producir junto a otro tipo de propaso y sucede cuando el intestino
delgado empuja la parte posterior de la vagina hacia la apertura.
Su tratamiento depende de cada mujer, del
grado de gravedad y cómo le afecta esta patología. En los casos leves, se puede
recomendar un cambio de hábitos, la utilización de un pesario (un dispositivo
de caucho o plástico en forma de rosca colocado dentro de la vagina), pero en
los casos más graves se ha de recurrir a una intervención quirúrgica.
Para prevenir que se produzca el prolapso del
suelo pélvico, es decir, evitar que se debiliten los músculos, ligamentos y
otras estructuras que sostienen los órganos de la pelvis, se recomienda
practicar los ejercicios de Kegel, llevar un estilo de vida saludable, estar en
forma y mantener a raya la obesidad.
Sobre los ejercicios de Kegel especialistas aconsejan
realizarlos antes, durante y después del embarazo.
Pero y ¿qué son los ejercicios de Kegel?
Como todos estos factores pueden modificar el
tono de los músculos del suelo pélvico, para prevenirlo o solucionarlo se hacen
los llamados ejercicios de Kegel. También se les conoce como ejercicios de
contracción del músculo vaginal, pero como es tan largo, todo el mundo se ha
quedado ya con "ejercicios de Kegel", en honor del doctor Arnold
Kegel, quien los describiera con la finalidad de fortalecer el suelo pélvico.
Son ejercicios que se basan en la repetición,
en contraer y relajar los músculos de manera repetida para incrementar la
fuerza y resistencia. Pueden hacerse en cualquier momento del día, tanto si
estás sentada o acostada y a menudo, de hecho, se hacen sin que los demás se
den cuenta (sentada en el autobús, viendo la televisión, etc.).
Para saber cuándo estás haciendo bien los
ejercicios de Kegel lo primero es conocer cuáles son los músculos que se deben
contraer y relajar. Para ello, lo más recomendable es sentarse en el lavabo y,
en el momento de orinar, detener un momento el "chorro". Ese
ejercicio es la contracción de los músculos que debe hacerse. Entonces se sigue
orinando (relajación) y se vuelve a detener (contracción). Esto sólo se hace la
primera vez para saber qué ejercicio debe hacerse, porque detener la orina a intervalos,
si se hace a menudo, puede provocar infecciones de orina.
Otra manera de saber cuál es el ejercicio que
debe hacerse es metiendo el dedo en la vagina. Se introduce y entonces se
intenta aprisionar, apretarlo dentro. Si lo consigues es señal de que ya sabes
qué ejercicio debes hacer y, por lo tanto, que ya sabes cómo hacer los
ejercicios de Kegel.
¿Cómo se hacen los ejercicios de Kegel?
Como todo ejercicio, siempre hay unas pautas
para hacerlo de una u otra manera que pueden servir de guía para hacerlo de
manera mínimamente ordenada. Una posible manera de hacerlos es contando las
veces que se contraen y relajan, para hacer 50 contracciones y 50 relajaciones
al día, que se irán aumentando paulatinamente hasta llegar a 200 o 300. No hace
falta hacerlas todas seguidas, sino hacer 50 en algún momento del día, 50 en
otro, y así hasta llegar al total diario.
Se dice que con 200 contracciones y
relajaciones diarias se empiezan a notar los resultados a las 6-12 semanas.
Cuando hablo de resultados, claro, me refiero a cuando se hacen con el fin de
solucionar problemas que ya están presentes. Si los estamos haciendo como
prevención, los resultados serán, ojalá, la no presencia de problemas, pues la
mujer tendrá un suelo pélvico tonificado y resistente.
Otra posible manera de hacerlos es mediante
series más cortas. Se hace tres veces al día lo siguiente:
Apretar los músculos del suelo pélvicos y
mantenerlos durante 6-8 segundos.
Relajarlos y contar hasta 10.
Realizar esto 10 veces.
En esta ocasión las repeticiones son menos
(son 30 al día), pero al mantener la contracción durante 6-8 segundos son
también efectivas.
Tanto si las hacemos de una o de otra manera,
la respiración debe ser profunda, relajada, y el cuerpo debe estar también
relajado. No hay que apretar el estómago, los muslos, las nalgas, la espalda ni
el pecho, pues si se hace se estarán ejercitando otros músculos y aparecerá
cansancio, malestar e incluso dolor.
Fuente de consulta y textos de Eva Paris,
articulista de ‘bebesymas’
Fotos: tomadas de la Web (bebeymas, tualimentoytumedicina, ginecologotijuana)