"¿Saben cuál es la forma más efectiva
para lograr que un niño diga: "por favor", "gracias",
"buenos días", etc.?
No con canciones. Ni obligándolos a dar besos
para saludar a personas que no conocen. Ni repitiéndoles: ¿Qué se diceeee...?
La forma más efectiva es siendo amables
nosotros mismos, no sólo con palabras sino con gestos.
Enseñarles las palabras y que las repitan
casi mecánicamente no los hace ser educados.
Lo que nos hace amables, es haber sido
tratados con amabilidad."
A continuación podrán leer algunas señales que
les indicarán si los están educando muy bien
Son
empáticos
Los niños aman a sus padres, incluso los aman
cuando los padres no lo merecen, pero si son padres que educan bien a sus hijos
se darán cuenta de que a ellos les importa que se sientan bien, demuestran
preocupación si están cansados, enfermos o nerviosos y procuran colaborar para
que las cosas les sean agradables y se sientan felices. Los niños demuestran
que son capaces de ponerse en la piel de otros y sentir sus emociones. Los niños
bien educados son empáticos.
Los niños aprenden sobre todo de lo que
hacemos los adultos, mucho más que de lo que decimos. Así que si saben demostrar
amor a sus hijos y son sinceros con ellos, evitan los chantajes o las presiones
excesivas, es seguro que ellos les devolverán el amor con creces y los sorprenderán
con gestos amables y considerados.
Esta empatía podremos observarla también
hacia otras personas, especialmente hacia hermanos pequeños, niños más
chiquititos o animales indefensos. Si nuestro hijo hace daño a otras personas,
no siente su sufrimiento o le parece divertido, deberíamos preocuparnos. Los
niños bien educados quieren que otras personas se sientan bien pues es lo que
han aprendido que hacen los seres humanos.
No
toleran los abusos de poder
Si hemos educado bien a nuestros hijos sabrán
reconocer los comportamientos abusivos y agresivos de otras personas, no
aceptarán amenazas y no considerarán que deben callar y obedecer a cualquier
adulto, sobre todo si esté no se comporta bien con ellos. Y eso se nos aplica a
nosotros mismos. Los niños bien educados no toleran los abusos de poder.
Cuando cualquier persona, incluso si somos
los propios padres, actúa de forma injusta o abusa de su poder, un niño con una
correcta educación sabrá que merece ser respetado en todo momento y reclamará
sus derechos sin miedo.
Si los comportamientos violentos o injustos
los sufre fuera del hogar: con la familia, amigos o en la escuela, no temerá
contarnos lo que ha pasado directamente, sin dejar que las situaciones aumenten
de gravedad. Si le gritamos y nos dice que no le gritemos, es que estamos
educándolo bien.
Un signo de que un niño está bien educado es
que, incluso, sabe responder a un adulto impertinente o grosero con seguridad y
sin faltar al respeto pero poniendo claros los límites de lo que va a aceptar.
Esta educación de autoprotección, respeto y
seguridad en uno mismo y sus derechos debe comenzar desde la infancia y será
una herramienta que toda la vida le ayudará. Si desde niños les enseñamos que
nadie puede faltarles al respeto y que no deben tolerar agresiones de ninguna
clase podrán aventurarse en la vida, lejos de nuestra protección, con mucha más
tranquilidad y capacidad de reacción.
Son ellos
mismos
Los niños transmiten alegría con facilidad
pero la felicidad completa no se limita a horas de juego o risas cuando ves
algo gracioso, como bien sabemos los adultos. La felicidad competa es una
actitud ante la vida y las personas, demostrando que no tememos mostrarnos como
somos realmente y acogemos las diferencias de los demás con respeto.
Los niños que se muestran seguros, que hablan
con otras personas sin temer recibir burlas o regaños, y que muestran como son
capaces de disfrutar de momentos de todo tipo, sin dejarse vencer por las
dificultades, nos están enseñando que saben ser felices.
Que un niño sea capaz de mantener sus
opiniones sin sentirse intimidado por ti ni por nadie, ni necesite tampoco
ponerse agresivo para defender su postura u opinión. Que tu hijo se sienta
valioso por ser quien es, que se respete a sí mismo y a los demás es claro
signo de que está siendo bien educado.
Fuente: “Para Jugar y Crecer” y “bebeymas”