Seguramente
habrás notado que tu bebé te imita. Se trata de un proceso innato de aprendizaje
con el que poco a poco va entrando en contacto con el mundo que le rodea.
Durante
los primeros meses de nacido los niños suelen comunicarse a través de gestos y,
con la imitación, comienzan a tener contacto con el mundo que le rodea. Al
copiar nuestros gestos van aprendiendo cómo expresar sus sentimientos, creando
el primer vínculo con su entorno.
Podemos
aprovechar este comportamiento realizando varias actividades con ellos. Por
ejemplo, podemos colocarnos frente a ellos o ponernos en frente de un espejo de
manera tal que ambos nos veamos en él y hacer diferentes gestos y sonidos como
lanzar besitos, soplar o hacer hacer caras graciosas. Enseguida ellos
intentarán imitarnos y cuando esto suceda debemos alabar su esfuerzo.
Expertos
indican que este proceso de imitación viene dado en tres fases , en las que
influye el modo de realizar esta imitación y las facilidades que le pongas para
ello.
Estas
son (fuente crecerfeliz):
• Atención:
Para que el bebé aprenda algo es imprescindible que esté predispuesto, atento.
• Retención:
El niño tiene la capacidad de retener lo que le han presentado, esto es, de
“archivarlo” en su memoria.
• Reproducción:
El bebé puede reproducir las imágenes que ha visto y llevarlas a su
comportamiento habitual. La habilidad para imitar mejora con la práctica.
A
medida que el bebé crece, sus imitaciones se vuelven más complejas. Además, el
niño adquiere más conocimientos cuando imita conscientemente y comprueba que
esa imitación puede tener una consecuencia. Por ejemplo, alguien dice una
palabrota y él la repite después. Si hay una consecuencia negativa como que
mamá se ponga seria esa conducta se extingue, pero si por el contrario es
positiva, como que todos se rían, entonces continuará con ella.
La
#imitación es la herramienta más sencilla y eficaz de la que dispone todo bebé
para sentar las bases de su aprendizaje y para comunicarse en su entorno:
¡incentívala!