martes, 22 de septiembre de 2015

Lo que todo hijo debería alguna vez saber


Recientemente me conseguí con un post que me encantó en la página Web de “okchicas.com” ya que describe exactamente lo que cualquier madre puede llegar a sentir desde el momento en que se descubre embarazada.

Ahora quiero compartirlo con ustedes por lo que a continuación se los transcribo. El texto dice así:

“¿Cómo olvidar aquel día? Allí estaba ella frente a dos líneas azules que aparecían mientras miraba la prueba de embarazo que acababa de comprar. Y después lo comprobó de nuevo: una línea, no estoy embarazada; dos líneas, sí lo estoy.
 Definitivamente estaba embarazada. Su corazón latió con fuerza. La cabeza le daba vueltas. Su estomago se revolvía. Estaba nerviosa, emocionada, asustada y extasiada, todo al mismo tiempo.
¡Realmente estaba sucediendo! Después de años de soñarlo el día se anticipó, pero finalmente iba a ser madre.
Ella no sabía que nueve meses serian tan cortos, que comenzaría a ser un viaje agotador que le cambiaría la vida, pero que sin duda seria increíblemente gratificante.
Hablo de mí misma y de mi madre. A mí me gustaría aprender lo que implica la maternidad de primera mano. Me gustaría tener una nueva comprensión y gratitud por la hermosa mujer a la que yo llamo mamá. Me gustaría aprender sobre las cosas que las madres experimentan y de las que sus hijos a menudo sabemos muy poco. Cosas como estas que tu madre nunca te dijo:

Que la hiciste llorar y Mucho.
Ella lloró cuando se enteró de que estaba embarazada. Lloró mientras daba a luz y cuando te vio por primera vez –aunque ahora lloró de felicidad. Gritó de miedo y lloró de preocupación. Lloró porque te amaba profundamente. Ha sentido tu dolor y tu felicidad, y quizá tú no te has dado cuenta.
Que le dolió
Cuando la mordiste mientras te daba pecho cuando eras bebé, le dolió. Magullaste sus costillas cuando estuviste en su vientre 9 meses, y cuando finalmente decidiste que era momento de salir, hiciste que su cuerpo experimentara uno de los dolores más profundos del mundo. Cuando te acercaba su rostro y le jalaste el cabello, le dolió.  Muchas, muchas veces, criarte le dolió.
Que ella siempre tenía miedo
Desde el momento en que fuiste concebida, ella hizo lo que estaba en su poder para protegerte y cuidarte. Se convirtió en una mamá osa. Era la señora que quería decir ‘no’ cuando una mujer le preguntó si podía sostenerte, y quien se encogió de hombros cuando lo hizo, porque en su mente nadie podía mantenerte tan segura como sólo ella podía.
El corazón se le salió del pecho con tus primeros pasos. Se quedó despierta hasta tarde para asegurarse de que llegaras bien a casa, y se despertó temprano para que fueras a la escuela. Con cada dedo de su pie aplastó las cosas que podían hacerte tropezar. Siempre estaba ahí para acabar con cada mal sueño que tenías o para terminar con la fiebre cuando estabas enferma. Estaba allí para asegurarse de que estabas bien.
Que ella sabe que no es perfecta
Ella es su peor critico, conoce todos sus defectos y a veces se odia a si misma por ello. Pero es más dura cuando se trata de ti.
Ella quería ser la madre perfecta, no quería hacer nada mal; pero es humana y comete errores. Probablemente todavía está tratando de perdonarse a sí misma por ellos. Desea con todo su corazón volver el tiempo atrás y hacer que las cosas funcionen de manera diferente, pero no puede, por lo que tienes que ser amable con ella. Hizo lo mejor que sabía hacer: ser tu madre.
Que te observó mientras dormías
Había noches en las que estaba despierta hasta las 3 de la mañana rezando para que finalmente pudieras conciliar el sueño. Pensaba que podía mantener los ojos abiertos mientras te cantaba y luego rogaba: “por favor, por favor, que ya logre dormirse”. Luego, cuando finalmente te quedabas dormida, todo su cansancio desaparecía por un corto tiempo mientras miraba a su bebé perfecta y experimentaba el amor más grande, a pesar del dolor en sus brazos y sus ojos adoloridos.
Que ella te llevó mucho más de nueve meses
Necesitabas de ella. Y así lo hizo. Aprendió a abrazarte mientras limpiaba,  mientras comías, e incluso te abrazaba mientras dormías. Sus brazos se cansaban, su espalda le dolía, pero ella lo soportaba por que así estabas junto a ella . Te acurrucó, te besó y aún te sigue amando. Te sentías segura en sus brazos. Eras feliz ahí, y sabías que era tu lugar favorito en el mundo. Por eso siempre disfrutas abrazarla.
Que se le rompió el corazón cada vez que lloraste
No existía nada más triste para ella que tus gritos o una visión más horrible que cuando tus lágrimas corrían por tu rostro perfecto. Ella hizo todo para que no lloraras, y cuando no podías parar, su corazón se rompía en mil pedazos.
Que ella siempre te puso primero
No comió, no se duchó y no durmió. Ella siempre ponía tus necesidades antes que las suyas. Pasaba todo el día satisfaciéndolas, y al final del día, no tenía ninguna energía para sí misma. Pero al día siguiente se despertaba y hacía todo de nuevo, porque significaba que tú eras feliz, y ella era feliz.
Que ella lo haría todo de nuevo, sólo por ti
Ser madre es uno de los trabajos más difíciles que cualquiera podría hacer, y que a veces te lleva a rebasar tus propios límites. Lloras, te duele, lo intentas, trabajas y aprendes. Pero también experimentas más alegría de la que pensabas que era posible sentir y que el corazón podía contener.


La próxima vez que la veas, dile a tu madre gracias: siempre le dará gusto saber que la amas. Jamás se cansara de escucharlo. Después de todo, su amor por ti es infinito.”

Hermoso verdad!!!

Observación:

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