Puede que
el título te resulte fuerte pero puede pasar. Leyendo hace poco un post cuyo
título en principio me resultó un tanto chocante porque se refería a los niños
como pequeños tiranos que viven en tu casa, me di cuenta luego de que hablaba
sobre aquellos que son caprichosos, que no conocen de límites, arman berrinches y son
sobreprotegidos.
La
articulista de dicho post argumenta al respecto que los bebés “aprenden
desde sus primeros días de nacidos que el llanto es la manera de manifestar sus
necesidades y de que estas sean satisfechas. Con el paso del tiempo comprenden
que entre más fuerte lloren, más rápido serán atendidos y así inicia una
cadenita que de no ser limitada y canalizada adecuadamente, terminará sofocando
a los padres cuando sus hijos crezcan”
Igualmente
señala que de acuerdo a lo que dicen especialistas sobre este tema, ese sería
tan sólo el inicio de lo que han llamado “violencia psicológica filio-parental,
que llega a expresarse en casos tristísimos de hijos adolescentes que no solo
le faltan al respeto a sus padres, sino que también los ofenden y hasta
golpean”
Finalmente
agrega que si bien el panorama descrito así no resulta para nada alentador si
existe un remedio infalible para este mal del siglo “barato y lo puedes hacer
en casa” y no es otro que poner disciplina: aprender a decir 'NO', a poner
límites y a no sentirte culpable.
Expertos
señalan que algunos padres creen que el poner límites en exceso pueden llevar a
la infelicidad de sus hijos; otros, que la educación es tan difícil, que
establecer límites puede dañar las relaciones con sus hijos, y los hay también
que simplemente no quieren repetir los errores de su propia crianza y dejan a
los niños más libres y relajados.
Tal
es el caso de la sicóloga María Claudia Enciso quien afirma que los límites son
vitales en la crianza de los hijos. “Ellos necesitan que sus padres les
establezcan guías para un comportamiento aceptable. Cuanto más expertos se
hacen los padres en fijar límites, mayor es la cooperación que reciben de los
pequeños y menor la necesidad de aplicar castigos. El resultado es una
atmósfera en la casa mucho más agradable para todos.”
Foto: Themeditationmind.com
Consejos a la hora de
establecer límites
A
continuación transcribiré algunos tip’s que me parecieron muy buenos y
acertados expuestos por Charles E.
Schaefer, profesor de Psicología y autor de más de 40 libros sobre el tema, en su
libro “Teach your child to behave disciplining with love from 2 to 8 years”
(Disciplina con amor de los 2 a los 8 años), que pueden ayudarnos a la hora de establecer
límites:
Objetividad: los niños entienden
mejor si las normas se formulan de forma concreta. Un límite bien especificado
dice exactamente lo que se debe hacer. Por ejemplo: “No hables muy alto en la
biblioteca". "Dale la comida al perro ahora". "Coge mi mano
para cruzar la calle".
Opciones: Los niños deben
tener la oportunidad de decidir cómo cumplir las órdenes. La libertad de
oportunidad hace que su hijo tenga cierto control, y reduce las resistencias.
Por ejemplo: "Es hora de bañarse. ¿Lo quieres hacer en la ducha o en la
tina?", "Es hora de vestirse. ¿Quieres elegir tu ropa o lo hago yo?”.
Esta es una forma más fácil y rápida de decirle exactamente lo que debe hacer.
Firmeza: Cuando un niño se
resiste a la obediencia, los padres deben aplicar el límite con firmeza. Un
límite firme le dice al pequeño que debe obedecer inmediatamente. Por ejemplo:
"Ve a tu habitación ahora", “Ordena tus juguetes".
Al
afirmar un límite es mejor aplicarlo con voz segura, sin gritos, y una seria
mirada en el rostro, ya que de otra manera pueden suponer que tienen una opción
de obedecer o no. Por eso no se deben dar opciones como: "¿Por qué no
ordenas tus juguetes?". "¿Debes hacer las tareas de la escuela
ahora?". "Quisiera que te bañaras ya".
Acentuar lo positivo: Es mejor decirle a
un niño lo que debe hacer, y no lo que no debe hacer. Por ejemplo: “Habla en
voz baja”, en lugar de decirle “No grites”.
Mantenerse al margen: Si decimos
"quiero que te vayas a la cama ahora mismo", estamos creando una
lucha de poder personal con el niño. Una buena estrategia es hacer cumplir la
regla de una forma impersonal. "Son las ocho… el reloj dice que es hora de
acostarse".
Explicar el “porque”: Cuando un niño
entiende el motivo de una regla, obedecerá de inmediato. Lo mejor cuando se
aplica un límite es explicarle el “porque” debe obedecer. Antes de dar una
larga explicación que puede distraerlo, manifieste la razón en pocas palabras.
"No muerdas a los otros niños, porque eso les hará daño". "Si
rompes tus juguetes, después te sentirás triste".
Sugerir ideas: Siempre que recurra
a un límite con respecto al comportamiento del niño, intente ofrecerle una
alternativa aceptable. “No uses mi labial para pintar. Aquí tienes papel y
colores”. Al ofrecerle alternativas, le está demostrando que sus deseos son
aceptables y su hijo se sentirá aprobado en vez de reprobado.
Ser consistente: La “cantaleta” no
sirve de nada. Las rutinas y las reglas importantes en la familia deben ser
efectivas día tras día. Si se le da a un niño la oportunidad de romper las
normas en la casa, seguramente no obedecerá.
No desaprobar: Es clave dejarle
claro a nuestro hijo que nuestra desaprobación está relacionada con su
comportamiento y no con el niño. ¿Cómo se hace? Evitando frases como "niño
malo (desaprobación del niño), no muerdas" (desaprobación de la conducta).
Controlar emociones: Cuando los adultos
están enojados, castigan seriamente y tienden a hacerlo en forma verbal o de
una manera peor: físicamente. La disciplina es enseñar al niño cómo debe
comportarse. No se puede enseñar con un mal comportamiento. Lo mejor es tener
un minuto de calma, contar hasta diez y después preguntar "¿qué
sucedió?", para poder actuar.
Los
niños necesitan que sus padres establezcan guías para un comportamiento
aceptable. Cuanto más expertos se hacen los padres en fijar límites, mayor es la
cooperación que reciben de sus hijos y menor la necesidad de aplicar castigos
desagradables.
Así
que si te encuentras en una situación similar, no te desanimes que esa actitud
en el niño tiene solución y se puede lograr que pasen de ser niños
desobedientes y/o caprichosos a ser adolescentes responsables.
Foto: elrincondealftredocaceres
Fuente:
eluniversal.com.co y familia.com
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