domingo, 9 de agosto de 2015

Cómo evitar que tus hijos impongan su propia ley en casa


                                    Foto: crecerfeliz

Puede que el título te resulte fuerte pero puede pasar. Leyendo hace poco un post cuyo título en principio me resultó un tanto chocante porque se refería a los niños como pequeños tiranos que viven en tu casa, me di cuenta luego de que hablaba sobre aquellos que son caprichosos, que no conocen de límites, arman berrinches y son sobreprotegidos.

La articulista de dicho post argumenta al respecto que los bebés “aprenden desde sus primeros días de nacidos que el llanto es la manera de manifestar sus necesidades y de que estas sean satisfechas. Con el paso del tiempo comprenden que entre más fuerte lloren, más rápido serán atendidos y así inicia una cadenita que de no ser limitada y canalizada adecuadamente, terminará sofocando a los padres cuando sus hijos crezcan”

Igualmente señala que de acuerdo a lo que dicen especialistas sobre este tema, ese sería tan sólo el inicio de lo que han llamado “violencia psicológica filio-parental, que llega a expresarse en casos tristísimos de hijos adolescentes que no solo le faltan al respeto a sus padres, sino que también los ofenden y hasta golpean”

Finalmente agrega que si bien el panorama descrito así no resulta para nada alentador si existe un remedio infalible para este mal del siglo “barato y lo puedes hacer en casa” y no es otro que poner disciplina: aprender a decir 'NO', a poner límites y a no sentirte culpable.

Expertos señalan que algunos padres creen que el poner límites en exceso pueden llevar a la infelicidad de sus hijos; otros, que la educación es tan difícil, que establecer límites puede dañar las relaciones con sus hijos, y los hay también que simplemente no quieren repetir los errores de su propia crianza y dejan a los niños más libres y relajados.

Tal es el caso de la sicóloga María Claudia Enciso quien afirma que los límites son vitales en la crianza de los hijos. “Ellos necesitan que sus padres les establezcan guías para un comportamiento aceptable. Cuanto más expertos se hacen los padres en fijar límites, mayor es la cooperación que reciben de los pequeños y menor la necesidad de aplicar castigos. El resultado es una atmósfera en la casa mucho más agradable para todos.”

                              Foto: Themeditationmind.com  
                                    

Consejos a la hora de establecer límites

A continuación transcribiré algunos tip’s que me parecieron muy buenos y acertados expuestos por Charles E. Schaefer, profesor de Psicología y autor de más de 40 libros sobre el tema, en su libro “Teach your child to behave disciplining with love from 2 to 8 years” (Disciplina con amor de los 2 a los 8 años), que pueden ayudarnos a la hora de establecer límites:

Objetividad: los niños entienden mejor si las normas se formulan de forma concreta. Un límite bien especificado dice exactamente lo que se debe hacer. Por ejemplo: “No hables muy alto en la biblioteca". "Dale la comida al perro ahora". "Coge mi mano para cruzar la calle".

Opciones: Los niños deben tener la oportunidad de decidir cómo cumplir las órdenes. La libertad de oportunidad hace que su hijo tenga cierto control, y reduce las resistencias. Por ejemplo: "Es hora de bañarse. ¿Lo quieres hacer en la ducha o en la tina?", "Es hora de vestirse. ¿Quieres elegir tu ropa o lo hago yo?”. Esta es una forma más fácil y rápida de decirle exactamente lo que debe hacer.

Firmeza: Cuando un niño se resiste a la obediencia, los padres deben aplicar el límite con firmeza. Un límite firme le dice al pequeño que debe obedecer inmediatamente. Por ejemplo: "Ve a tu habitación ahora", “Ordena tus juguetes".
Al afirmar un límite es mejor aplicarlo con voz segura, sin gritos, y una seria mirada en el rostro, ya que de otra manera pueden suponer que tienen una opción de obedecer o no. Por eso no se deben dar opciones como: "¿Por qué no ordenas tus juguetes?". "¿Debes hacer las tareas de la escuela ahora?". "Quisiera que te bañaras ya".

Acentuar lo positivo: Es mejor decirle a un niño lo que debe hacer, y no lo que no debe hacer. Por ejemplo: “Habla en voz baja”, en lugar de decirle “No grites”.

Mantenerse al margen: Si decimos "quiero que te vayas a la cama ahora mismo", estamos creando una lucha de poder personal con el niño. Una buena estrategia es hacer cumplir la regla de una forma impersonal. "Son las ocho… el reloj dice que es hora de acostarse".

Explicar el “porque”: Cuando un niño entiende el motivo de una regla, obedecerá de inmediato. Lo mejor cuando se aplica un límite es explicarle el “porque” debe obedecer. Antes de dar una larga explicación que puede distraerlo, manifieste la razón en pocas palabras. "No muerdas a los otros niños, porque eso les hará daño". "Si rompes tus juguetes, después te sentirás triste".

Sugerir ideas: Siempre que recurra a un límite con respecto al comportamiento del niño, intente ofrecerle una alternativa aceptable. “No uses mi labial para pintar. Aquí tienes papel y colores”. Al ofrecerle alternativas, le está demostrando que sus deseos son aceptables y su hijo se sentirá aprobado en vez de reprobado.

Ser consistente: La “cantaleta” no sirve de nada. Las rutinas y las reglas importantes en la familia deben ser efectivas día tras día. Si se le da a un niño la oportunidad de romper las normas en la casa, seguramente no obedecerá.

No desaprobar: Es clave dejarle claro a nuestro hijo que nuestra desaprobación está relacionada con su comportamiento y no con el niño. ¿Cómo se hace? Evitando frases como "niño malo (desaprobación del niño), no muerdas" (desaprobación de la conducta).

Controlar emociones: Cuando los adultos están enojados, castigan seriamente y tienden a hacerlo en forma verbal o de una manera peor: físicamente. La disciplina es enseñar al niño cómo debe comportarse. No se puede enseñar con un mal comportamiento. Lo mejor es tener un minuto de calma, contar hasta diez y después preguntar "¿qué sucedió?", para poder actuar.
Los niños necesitan que sus padres establezcan guías para un comportamiento aceptable. Cuanto más expertos se hacen los padres en fijar límites, mayor es la cooperación que reciben de sus hijos y menor la necesidad de aplicar castigos desagradables.

Así que si te encuentras en una situación similar, no te desanimes que esa actitud en el niño tiene solución y se puede lograr que pasen de ser niños desobedientes y/o caprichosos a ser adolescentes responsables.

                                                 Foto: elrincondealftredocaceres

Fuente: eluniversal.com.co y familia.com

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