En
el post anterior hablé sobre el porteo y sus beneficios, tanto para la mamá
como para el bebé. El porteo es una forma de crianza en la que llevamos a
nuestros hijos prácticamente encima de nosotros. Esto es algo que no debería
resultarnos para nada extraño, ya que la mayoría de los mamíferos hacen esto, así
como algunos de nuestros antepasados que lo hicieron por siglos.
Y
es que además ya no se considera que emplear esta modalidad de “tener a nuestros
hijos en brazos” es mal criarlos, juicio que por demás nunca me ha gustado, menos
mal que no he hecho caso alguno cuando me lo decían. Por mi podrían repetírmelo
las veces que quisieran que yo no dejaría de cargar a mis hijas.
Expertos
indican que la cercanía de los niños con sus padres es fundamental y el porteo
es una excelente forma de brindar la seguridad y los estímulos que enriquecen
el desarrollo neurobiológico de tu hijo, ya que todos sus sentidos se activan
cuando los cargas en brazos. Así que no solo satisface las necesidades emocionales
de ambos sino también las fisiológicas.
Ahora
bien, todo esto es muy útil saberlo para no caer en el “capricho” de algunas
personas que siguen con el tedioso temita de que no se deben cargar tanto a los
bebés.
Pero
lo que les quería comentar en este nuevo post es sobre una anécdota que vivimos
mi esposo y yo con un portabebés tipo mochila y nuestra hija menor cuando
estaba de meses.
Se
que en nuestra época tenemos a nuestro alcance muchos sistemas alternativos
como cunas, coches, etc., que han hecho que las madres no tengamos la
necesidad de llevar cargados a nuestros
hijos.
Pero
igual yo compré uno de estos ya que me parecía que era muy útil, práctico y que
me permitiría atender ciertas necesidades básicas, sobre todo cuando estaba en
la calle, ya que sentía que llevando a nuestra beba cargada con éste podía
protegerla de los posibles peligros del entorno.
A
mi esposo no le gustaba para nada, es más, le parecía incómodo, en pocas
palabras le fastidiaba, me decía que no le gustaba cargar a nuestra hija con
él.
El
caso es que en una ocasión iba en el carro con ella y otro conductor lo choca
con su vehículo. Gracias a Dios no
resultó mucho el daño más allá del susto, por supuesto.
Él
se baja del carro con nuestra peque en brazos. Mientras, yo estaba en mi
trabajo, me llama y enseguida me llegué hasta donde estaban.
Bueno,
les cuento que al llegar me encuentro a mi esposo con nuestra hija cargada en
el portabebés que tanto le disgustaba. Toda una sorpresa para mí.
Resolvemos
el asunto del choque y ya más tranquilos le pregunto: “¿y eso qué utilizaste el
portabebés para cargar a la bebé?”
La
respuesta casi me dejó paralizada. Resulta
que él se puso muy nervioso con el choque porque iba con la niña, en eso una
señora que ni conocía se le acercó y le dijo que ella podía cargarle a la bebé
mientras el resolvía lo del choque, que ella vivía por allí cerquita.
Él
que siempre ha sido una persona muy confiada con desconocidos (totalmente
opuesto a mi), en esta oportunidad no se confió y le dijo: “No, gracias”. Acto
seguido se colocó su portabebés con nuestra hija dentro.
Creo
que fue la primera y única vez que lo usó, pero no puedo sino decir que fue la
mejor y que su compra bien valió la pena, no importa si no iba a ser usado más
nunca. Se imaginarán como me sentí y le di gracias a Dios que él por esa vez lo
usó.
No
se si estarán de acuerdo conmigo en
relación a mi desconfianza, pero hay mucho peligro en la calle y muchos raptos.
Tal vez la señora tenía la mejor de las intenciones pero uno nunca sabe y mi
esposo iba a estar totalmente distraído con el problema, lo que hubiese podido
darle pie a cualquiera para ya saben que.
Gracias
a Dios no pasó de allí!
Pero
la “moraleja” de esta historia que quisiera dejarles es que nunca está de más
el poder contar con todos los accesorios que estén a nuestro alcance y que
puedan ayudarnos con nuestros hijos, si piensan que emplear un portabebés (que
los hay de varios tipos) les ayudará, cómprenlo! No importa que no lo utilicen
lo suficiente, siempre habrá una ocasión
en que valdrá la pena haberlo hecho.
Yo digo con orgullo que fui toda una mamá canguro!!! ;)
Como recomendación final, a continuación les dejo una imagen explicativa de la forma
correcta y la NO correcta para un porteo seguro y ergonómico y evitar así la displasia de cadera.
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