miércoles, 15 de julio de 2015

Peleas entre hermanos, qué hacer?



Cuando en mi caso uno cree que las discusiones entre hermanos es un tema ya superado (porque tengo 2 hijas ya grandecitas)  me sorprendo si sucede y más si es motivada por algo tan trivial como que una se puso la blusa de la otra. Gracias a Dios, ya en esta etapa duran segundos!!!

Mi esposo y yo siempre hemos tratado de inculcarles la importancia de la hermandad y que esta relación no se basa en discusiones sino en el cariño … por eso luego del corto impasse que hubo entre ellas hablé con cada una, tratando de hacerles entender que crear una discordia por algo tan irrelevante no tiene razón de ser. 

Pendiente como siempre de todo aspecto que tenga que ver con mis hijas quise buscar información sobre peleas entre hermanos y encontré que especialistas en el área dicen que si bien éstas son algo normal dentro de las relaciones fraternales eso no quiere decir que deben ser aceptadas así nomás, nosotros como padres podemos contribuir a que éstas se alivianen, eso si, jamás reaccionar de forma desproporcionada ante ellas … Claro! a mi entender sería contraproducente y seguro que ustedes pensarán igual.

Y aunque recomiendan intentar mantenernos a cierta distancia de las disputas de nuestros hijos igual indican que en ocasiones se hace necesario intervenir en ellas ya que nosotros como adultos tenemos mayor capacidad emocional, más herramientas, estrategias y experiencias en las relaciones sociales, y por lo tanto debemos acompañar y guiar a nuestros hijos en este aprendizaje, que comienza desde el momento en que nacen.

Afirman que los adultos no tienen siempre que resolver o intervenir en los conflictos de sus hijos pero si mediar entre ellos y ayudarlos a reflexionar a través de preguntas, fomentar la comunicación,  pedirles que se pongan en el lugar del otro, analizar la situación con ellos, etc.

Con este tipo de estrategias los ayudamos en su forma de actuar, promoviendo la lealtad, el respeto, la empatía, la adecuada forma de resolución de conflictos y la tenencia de relaciones saludables. Esto es lo más idóneo y es lo que siempre he tratado de aplicar.


A continuación compartiré con ustedes algunos aspectos de lo que dicen los profesionales en el área sobre el origen de estas situaciones, así como algunas pautas que ayudan a atajar estas pequeñas “batallas”

Los hermanos se pelean cuando son pequeños, cuando crecen y en la adolescencia. Precisamente una de las indicaciones de que se han hecho adultos suele ser que esas riñas finalizan - bueno, yo diría que ese es el común denominador-.

Los motivos pueden ser infinitos, cualquier cosa puede originar una pelea ya sea por la comida, juguetes, ropa, quien abre primero la puerta, quien ocupa determinado lugar en el carro, quien se sienta al lado de papá o mamá.

También hay situaciones muy específicas que acentúan mucho más esa rivalidad como por ejemplo, cuando los padres se centran más en alguno de los hijos ya sea porque es el nuevo miembro en la familia,  está enfermo, es más tímido o cualquier otro motivo que los padres consideren que requiera más atención, iniciándose así los celos, creándoles un afán por llamar la atención de los padres y disputar el cariño de ellos.

Según la psicóloga Paula Bernal, especialista en desarrollo infantil, “los papás pueden hacer que con la rivalidad, crezca el niño socialmente. La idea es siempre darles atención a los dos y tener tiempo exclusivo con cada uno. De lo contrario, se puede crear una relación negativa”. Igualmente, los padres deben enseñar a los niños la importancia de compartir y que aprendan el placer de darle algo a alguien.

Tip’s que ayudan a evitar las discusiones entre hermanos

  • Establecer normas de conductas muy claras y equitativas para todos los miembros de la familia.
  • Explicar a nuestros hijos las consecuencias de las peleas y las agresiones.
  • Nuestros hijos deben saber que pelear no es la mejor forma de resolver los problemas, deben ver a través de las consecuencias de sus actos que es mejor llegar a un acuerdo entre ellos, siendo tolerantes y generosos. Si empezamos a transmitir estos valores a nuestros hijos desde sus primeros años será más probable que los incorporen y mantengan durante toda su vida.
  • Debemos dejar que ellos intenten solucionar sus conflictos, pero  intervenir cuando la pelea sea física o se insulten; en tal caso hay que dejarles  claro que no se va a  permitir que se peguen ni se falten el respeto bajo ninguna circunstancia.
  • Si la agresión física continua, lo más adecuado es separarlos sin hablar ni discutir con ellos, y buscar espacios diferentes para cada uno donde puedan calmarse y reflexionar. Se les indicará que cuando se hayan tranquilizado y reflexionado volveremos a hablar con ellos para que resuelvan el problema.
  • No tomar partido hacia ninguna de las partes ya que no se trata de buscar culpables.
  • Evitar los castigos físicos porque eso reforzaría la idea de que la violencia es la solución de los problemas.
  • Después de una pelea es bueno hablar con cada uno de nuestros hijos al respecto y se les debe reconocer sus sentimientos.
  • Uno de los métodos de aprendizaje de los niños es la imitación, por eso debemos demostrar el afecto nuestros hijos tanto con palabras como con hechos, así conseguiremos que ellos lo extiendan hacia los demás y sobre todo entre los miembros de la familia.
  • Mantener la calma y hablar a nuestros hijos con tranquilidad cuando vayan a solucionar el conflicto. No debemos olvidar que somos el ejemplo, por lo tanto prohibido mostrar una conducta violenta.
  • Tener en cuenta que también la relación de pareja influye directamente en el comportamiento entre los hermanos. Los niños copian a los adultos por imitación, si nosotros llevamos una relación agresiva no podemos pedir a nuestros hijos calma y respeto.
  • Evitar las comparaciones, el favoritismo y la falta de atención a nuestros hijos; sólo sirve para acentuar la rivalidad entre hermanos y afecta a su autoestima.
  • No olvidemos dedicar tiempo por separado a cada uno de nuestros hijos y fomentar una comunicación sana.
  • Refuerzo positivo: elogiar las actitudes adecuadas de nuestros hijos, felicitar cuando no se peleen y mostrarles lo contentos que estamos por ello. Esto aumentará la probabilidad de que las conductas adecuadas se repitan con más frecuencia y se mantengan en el tiempo.
  • Si las peleas son frecuentes e intensas, la situación se descontrola y esto produce que la dinámica familiar sea inadecuada y se deteriore la convivencia, es aconsejable buscar ayuda profesional.
    
Espero que estos consejos les sirvan de ayuda en la difícil pero hermosa experiencia de ser padres. Si tienen algún otro consejo no duden en decirlo, así nos ayudamos entre tod@s.


(Fuentes varias)



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