En este post quise compartir con ustedes otro
hermoso texto titulado 'Cuando tu bebé ya no es bebé...'
Totalmente identificada con lo que allí se
expone. Pienso que las mamás con hij@s ya grandes, como yo, pasamos por
situaciones similares ... y diría que por momentos así nos hemos sentido!
A continuación se los dejo:
"Mi
bebé ya no es bebé. En un parpadeo, pasó de ser esa chiquitina que quería ir de
mi mano a todas partes y a la que le fascinaba usar vestidos y moñas en el
pelo, a esta niña preciosa de pelo rebelde que quiere tomar decisiones y ser
independiente, jugar afuera hasta tarde, invitar amigos, vestirse acorde a la potranqueada,
pintarse las uñas de colores. Se cae, se raspa, se levanta y sigue jugando. Ya
no viene conmigo a llorar por consuelo porque prefiere seguir en el relajo. Ya
no puedo compartirle de mi plato en un restaurante; ahora hay que pedirle su
propio plato -y su propia bebida. Observa todo, escucha todo y cuestiona todo.
Ese paso del Disney Junior al Disney XD, es más complicado de lo que imaginé.
Complicado para mí, por supuesto.
Mi
bebé está creciendo y yo me siento orgullosa y feliz, pero a veces con tantas
ganas de detener el tiempo porque no he logrado encontrar el equilibrio para
poder soltarla, ni sé bien hasta dónde debería hacerlo. A veces la veo tan
pequeña, tan inocente y me siento tan indispensable, como cuando se pasa a mi
cama por las noches o me pide que le lea ese cuento antes de dormir. Y en otros
momentos se me va el aire porque siento que se me va ella. Entre
multiplicaciones, book reports, tardes de pizza con sus amigas, cumpleaños de
“trae tu notita para irte conmigo del colegio”, uñas de colores, tenis
desgastados y conocimiento profundo de la trama de Star Wars, mi bebé ya no es
bebé. Me siento como Alicia en el País de las Maravillas, cayendo en la
madriguera del Conejo Blanco. Tic toc.
Se
suponía que iba a pasar más tiempo antes de llegar a esta etapa de su vida, y
de mi vida. Estoy entrando en ese mundo de las mamás de niños grandes, esa
dimensión desconocida tan gratificante y atemorizante a la vez, porque es el
preámbulo de la preadolescencia y ese tiempo en el que las amistades se
profundizan y se hacen más complejas, las preocupaciones cambian y la vida
empieza a mirarse con otro lente. El amor es el mismo pero las maravillas son
otras, están en otros lugares y ya no son tan sencillas como antes. Los niños
grandes no pueden apantallarse con espejitos. La realidad en general y
nosotros, los papás, los adultos, somos observados bajo otra lupa -observados
de cerca y detalladamente, a veces criticados, confrontados con nuestras
propias deficiencias. A mi bebé que ya no es bebé, no se le va una. Siento que
voy bajando las gradas desde ese pedestal en el que estaba antes, una por una.
Siento la realidad a veces demasiado real para mi gusto. Pienso que verlos
crecer a veces es duro, no porque sea difícil para ellos, sino para nosotros mismos
porque nos hace humildes, nos deja callados y quietos.
¿Y
qué quería, pues? Si yo le enseñé a ser así. No podía ser de otra forma. Yo la
preparé desde para tener ese carácter, esa franqueza, esa posibilidad de decir
la verdad sin miedo. ¿Que hace travesuras y a veces trata de jugarme la vuelta?
Claro. Yo siempre quise que fuera creativa, independiente, como decimos en buen
chapín, chispuda. Y vaya si lo logré. Mi bebé ahora es una niña chispuda,
amable y cortés pero con la respuesta siempre en la punta de la lengua, y las
preguntas y la curiosidad a flor de piel.
Mi
bebé ya no es bebé; ahora es una niña de espíritu libre, tan libre como su
pelo. Es un alma hermosa y rebelde que día a día aprendo a comprender, a guiar,
a acompañar; una niña en todo el sentido de la palabra, que me reta día con día
a ser la mejor versión de mí misma porque me observa de cerca, se da cuenta de
mí. Ya no soy una compañera de juego; ahora soy verdaderamente un referente, un
punto de partida.
Mi
bebé ya no es bebé y, curiosamente, yo apenas empiezo a comprender lo que
realmente significa ser una mamá".
Tomado del Blog: Ser Mamá en Guate
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