En
vísperas de celebrarse la noche de Halloween son infinitas las fotos que uno
suele ver por estos días publicadas en las redes sociales de niños disfrazados
ya sea de fantasmitas, vampiros, monstruos, brujitas o simplemente animalitos.
Si
aún no te has topado con ninguna foto o algún niño disfrazado en la calle, no
es de extrañar que pronto lo hagas, ya que están a punto de salir. Yo hoy me
topé ya con algunos, entre ellos una linda brujita y una calabacita.
Y
es que mañana en muchos países se celebra la noche de Halloween y el día de
Todos los Santos, de acuerdo a tradiciones propias del lugar, día en que las
personas suelen disfrazarse trajeadas de personajes que dan miedo.
Los
disfraces pueden variar y algunos pueden resultar realmente aterradores. En el
caso de los niños ¿A qué se deberá ese gusto tan extraño de algunos de dar
rienda suelta a la fealdad, a lo prohibido, a lo oculto y disfrazarse de una
manera tan lúgubre?
Bueno,
en un artículo de Patro Gabaldón, publicado en la página Guiainfantil.com, leí que curiosamente a los niños no les gusta
tener miedo, pero les encanta dar sustos a los demás. Si lo dudan, recuerden
que uno de los juegos que más disfrutan es el disfrazarse, así como, el de esconderse
detrás de una puerta para asustar al primero que pase. Como se ríen y gozan con esto.
Esto
se debe a que por una vez, ellos tienen el poder: “en lugar de ser los
sufridores de pesadillas y temores; ahora son ellos los creadores y
protagonistas del miedo”.
Por
otra parte, me he dado cuenta de que hay muchas personas que suelen no estar de
acuerdo con la adopción de las diferentes maneras de celebrar la fiesta de “Todos
los Santos” en el mundo, pero me gustó una sugerencia que el mismo Gabaldón
hace en el mencionado artículo, quien manifestaba que si se piensa bien, este
día “puede ser una excelente manera de enseñarles ciertos aspectos que no
suelen tratarse en lo cotidiano como poder tratar el tema de la muerte, dar un
tratamiento jocoso y festivo de los temores infantiles y, por último, una
excelente oportunidad para acordarse de los seres queridos que ya no están
entre nosotros. Al fin y al cabo la muerte y el miedo forman parte importante
de nuestro paso por la vida y esta es una buena oportunidad para tratarlos con
naturalidad y sin traumas”.
¿Qué
les parece esta sugerencia?
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