Hace un tiempo leí una frase que decía “el sabor
agridulce de ver a nuestros hijos crecer”. Y reflexionando en torno a ella me
dije que ciertamente es un poco agrio, pero dulce a la vez.
En mi caso, que tengo dos hijas, aún cuando se
de antemano que algún día se irán de mi lado -aunque claro, no del todo- para
hacer sus vidas de manera más independiente, en ocasiones me ataca esa
nostalgia al recordar cuando eran pequeñas y me viene el deseo de querer retroceder
el tiempo.
Lo cierto es que el observar como mis hijas
se van haciendo mayores ciertamente me provoca sentimientos encontrados. Alegría, tristeza, euforia, añoranza, nostalgia, todo a la vez.
Mi hija menor aún está en edad escolar y
depende de mi esposo y de mí. Pero la mayor es ya toda una estudiante
universitaria.
Y si bien nos llena de orgullo a su papá y a mi
ver todo su progreso, como se ha ido volviendo más autónoma, el poder ser partícipes
de sus logros y como va convirtiéndose en adulta con excelentes valores, transitar
toda esa etapa con ella en ocasiones ha resultado un poco dura. … y es que aún
cuando sabemos que es “ley de vida”, el apreciar como se ha ido emancipando de
nosotros, sus padres, uno no termina de asimilarlo expeditamente.
Confieso que al rememorar sus primeros años, siento
más que añoranza por estos. Con mi hija menor es igual. Lo único que me alienta
es que sigue siendo mi pequeña que depende de mí.
De hecho, el fin de semana me provocó tanta
ternura una “salida” de las de ella mientras veíamos la película ‘Frozen’. Yo
primera vez que la veía, ella no, ya la había visto en el cine con su hermana.
El caso es que yo la quería ver porque me
había comentado que era muy linda. Pero resulta que como que más lindo para
ella es ‘Olaf’, puesto que de repente y en un “arranque” muy suyo me dice: “Mami,
te gusta Olaf? A mi si, yo quiero uno”.
Me lo dijo con una euforia de niña que me
conmovió. Tendré que ver como “conseguirle” un ‘Olaf’. Ummm, es que si llegara
a aparecer alguien que lo quiera “donar” no me importaría, jajaja.
Volviendo al tema inicial, no se a qué se
deberá tanta nostalgia y si todos los padres pasarán por lo mismo. Pero lo que
si se es que a mi me pega de vez en cuando.
Algo por demás contradictorio, porque como
bien leí por allí, cuando nacen estamos deseando que crezcan un poco para entender
mejor sus necesidades y de paso poder tomarnos un respirito, pero cuando han
crecido queremos que nos devuelvan a nuestros bebés.
Por eso, mi sugerencia y consejo de siempre ha sido que
tratemos de disfrutar de cada etapa de la vida de nuestros hijos sabiendo que
no va a volver y atesoremos cada momento, ya que lo que ahora podamos "echar de
más, algún día lo echaremos de menos".
Y como bien dice la frase: “No podemos evitar
que nuestros hijos vuelen de nuestro lado algún día, así que esforcémonos por
darles unas buenas alas”
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