Hermoso y conmovedor el texto que les
compartiré a continuación y que plasma sentimientos que suelen aflorar cuando
nuestros hijos ya han crecido, momento que uno ya quisiera que demorara, pero
que al final sabemos que llegará … y tan rápido que en ocasiones ni cuenta nos
damos.
Y pasa, que cuando los miramos ya mayorcitos,
tratamos de rememorar aquellos instantes en que los tuvimos de pequeños, llegándose
a sentir que no hace mucho los teníamos correteando por la casa.
Por eso, como bien dice la imagen de familias.com:
nuestros hijos crecen tan rápido que es “razón suficiente para no perdernos ni
un minuto de sus vidas”.
Este es el texto del que les hablo:
“Llega el día en que los hijos crecen y que
alegría el llegar a verlo, el mayor se casa, el del medio no le vemos el polvo,
entre su trabajo y su novia y el menor se ha ido a estudiar fuera... tal vez no
sea bueno que lo sepan, pero como los extraño, difícil labor la de los padres,
pues invariablemente educamos para soltar.
Atrás quedaron las noches de desvelo con cada
miedo o resfriado, las citas en la escuela cruzando los dedos, las compras de
Papá Noel y los castigos que nos dolieron a ambos.
Esas vacaciones donde cargaba hasta lo
impensable, saliendo a cada instante de la alberca pues tenían hambre, calor o
ganas de ir al baño, luego, las curitas para sus primeras decepciones amorosas,
noches en vela aguardando por valor y autoestima, después el insomnio con la
luz apagada observando por la ventana como y cuando llegan, pero... al menos
que lo hagan!
...y todo hasta que un día los ves partir,
mucho más seguros y llenos de sueños, entonces pensé: Llegamos! y no lo hicimos
mal.
Ahora hay tiempo para comer lo que me gusta y
dormir cuando tenga sueño, para levantarme más tarde y planear mis fines de
semana, "buena labor has hecho", me dicen por ahí y me lo digo a mi
misma, ahora entiendo esa mirada de Mamá cuando llego mi tiempo, una mirada
entre "no quiero que te vayas" y "me da tanto gusto por
ti", ahora entiendo esas mezclas que quedan en los nidos vacíos y en los
cascarones abiertos, triunfos llenos de nostalgia, vacíos que se tornan
agradecimiento.
Tal vez no es bueno que lo sepan, pero como
los extraño!,
Difícil labor la de los padres, pues invariablemente
educamos... para soltar”.
Fuente: Insight
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