lunes, 15 de febrero de 2016

La alegría y la nostalgia de ver crecer a nuestros hijos

Hace un tiempo leí una frase que decía “el sabor agridulce de ver a nuestros hijos crecer”. Y reflexionando en torno a ella me dije que ciertamente es un poco agrio, pero dulce a la vez. 
En mi caso, que tengo dos hijas, aún cuando se de antemano que algún día se irán de mi lado -aunque claro, no del todo- para hacer sus vidas de manera más independiente, en ocasiones me ataca esa nostalgia al recordar cuando eran pequeñas y me viene el deseo de querer retroceder el tiempo.
Lo cierto es que el observar como mis hijas se van haciendo mayores ciertamente me provoca sentimientos encontrados. Alegría, tristeza, euforia, añoranza, nostalgia, todo a la vez.
Mi hija menor aún está en edad escolar y depende de mi esposo y de mí. Pero la mayor es ya toda una estudiante universitaria.
Y si bien nos llena de orgullo a su papá y a mi ver todo su progreso, como se ha ido volviendo más autónoma, el poder ser partícipes de sus logros y como va convirtiéndose en adulta con excelentes valores, transitar toda esa etapa con ella en ocasiones ha resultado un poco dura. … y es que aún cuando sabemos que es “ley de vida”, el apreciar como se ha ido emancipando de nosotros, sus padres, uno no termina de asimilarlo expeditamente.
Confieso que al rememorar sus primeros años, siento más que añoranza por estos. Con mi hija menor es igual. Lo único que me alienta es que sigue siendo mi pequeña que depende de mí.

De hecho, el fin de semana me provocó tanta ternura una “salida” de las de ella mientras veíamos la película ‘Frozen’. Yo primera vez que la veía, ella no, ya la había visto en el cine con su hermana.

El caso es que yo la quería ver porque me había comentado que era muy linda. Pero resulta que como que más lindo para ella es ‘Olaf’, puesto que de repente y en un “arranque” muy suyo me dice: “Mami, te gusta Olaf? A mi si, yo quiero uno”.

Me lo dijo con una euforia de niña que me conmovió. Tendré que ver como “conseguirle” un ‘Olaf’. Ummm, es que si llegara a aparecer alguien que lo quiera “donar” no me importaría, jajaja.
Volviendo al tema inicial, no se a qué se deberá tanta nostalgia y si todos los padres pasarán por lo mismo. Pero lo que si se es que a mi me pega de vez en cuando.
Algo por demás contradictorio, porque como bien leí por allí, cuando nacen estamos deseando que crezcan un poco para entender mejor sus necesidades y de paso poder tomarnos un respirito, pero cuando han crecido queremos que nos devuelvan a nuestros bebés.
Por eso, mi sugerencia y consejo de siempre ha sido que tratemos de disfrutar de cada etapa de la vida de nuestros hijos sabiendo que no va a volver y atesoremos cada momento, ya que lo que ahora podamos "echar de más, algún día lo echaremos de menos".
Y como bien dice la frase: “No podemos evitar que nuestros hijos vuelen de nuestro lado algún día, así que esforcémonos por darles unas buenas alas”

No hay comentarios:

Publicar un comentario