lunes, 26 de octubre de 2015

Mindfulness en los niños y adultos

Hace poco les hablé en otro post sobre la práctica del Mindfulness en el colegio, la cual se basa en una serie de técnicas de concentración de la atención y la conciencia, con raíces en la meditación budista pero sin connotaciones religiosas.
Esta técnica, cada vez más extendida, está llegando a muchos colegios, con programas curriculares y no curriculares.
Y es que más que un conjunto de meras técnicas de relajación, es una actitud ante la vida. Se trata de un estilo global de afrontar la vida que impulsa las fortalezas personales de los alumnos.
El fin último de estos programas es que los participantes logren un estado de consciencia y calma que les ayude a conocerse mejor, autorregular su conducta y ser más conscientes del momento presente, como modo de alcanzar mayor bienestar y felicidad.
Se trata de potenciar en los alumnos una actitud permanente de consciencia y calma encaminada a desenmascarar automatismos y promover su desarrollo integral.
Lo cierto es que las experiencias y los resultados en donde se ha implementado esta técnica han resultado tan buenos que merecen la pena analizarlo. Los datos sugieren una relación  entre el rendimiento académico y las fortalezas.
De estos se extrae que las más relacionados con un mejor rendimiento escolar parecen ser: perseverancia, sentido de la justicia, gratitud, integridad, esperanza y perspectiva.
Y es que la idea que promueve dicha técnica es el fortalecer estas virtudes y/o fortalezas mediante pequeños ejercicios que permiten a los niños parar un pequeño rato todos los días, haciéndoles más reflexivos, más conscientes de sus actos y de las cosas.
Un ejercicio muy popular entre los niños que han sido partícipes en esta práctica es aquel en el que se les permite saborear un chocolate, sin la prisa de comérselo para irse a jugar. Están otros como el de “penetrar” en un cuadro, osea vivirlo; dramatizar situaciones cotidianas para estimular su creatividad; a respirar para relajarse; entre otros.
Diversas investigaciones científicas señalan como beneficios potenciales de Mindfulness en niños y adolescentes los siguientes:
.  Potenciar la memoria.
.  Mejorar la concentración.
.  Aumentar la capacidad de darse cuenta o ser consciente.
.  Disminuir la ansiedad.
.  Mejorar el autocontrol.
.  Potenciar la empatía, la comprensión y la generosidad hacia los demás.
.  Desarrollar habilidades naturales de resolución de conflictos.
.  Mejorar de forma general la salud.
En el caso de los estudiantes ¿Por qué es tan importante el que empleen esta técnica?
Muchos  estudiantes manejan altos niveles de estrés debido a la presión académica, la necesidad social de ser aceptados, el mundo acelerado y tecnológico en el que vivimos además de la confusión natural que conlleva el crecer. Todo esto afecta su capacidad de concentración, de aprendizaje y la forma de relacionarse consigo mismo y con los demás.
Y el Mindfulness como herramienta ayuda a disminuir los niveles de estrés, a mejorar la atención, la concentración e incrementar la identificación de las emociones para mejorar su regulación. Busca generar espacios para el autoconocimiento, la auto-aceptación y la auto-regulación a través de la empatía.
A su vez permite que los estudiantes sean más conscientes de sí mismos, de sus pensamientos, sus emociones y por ende de sus acciones. Es altamente preventiva ya que ayuda a identificar patrones de comportamiento antes de que se enraícen profundamente y sean difíciles de cambiar. Por ello resulta una excelente herramienta para enseñar a temprana edad.
Puede que algún día llegue esta técnica vía curricular a los colegios en mi país, pero mientras tanto podemos intentar utilizar algunas de sus técnicas en nuestra casa, no les parece?

PD: Para los adultos es igualmente de importante el hacer uso de esta práctica porque:
· Es una herramienta propicia para manejar el estrés. Nos ayuda a regular el sistema nervioso.
·  Nos permite conocer más nuestra mente y su forma de operar.
·  Nos ayuda y enseña a permanecer más atentos y concentrados.
·  Nos conduce a reconocer mejor nuestras emociones y regularlas.
·  Nos facilita el autocontrol. Ayuda a crear un espacio antes de la respuesta.
·  Nos permite ser más conscientes de nuestro entorno y  nuestra relación con el mismo.
·  Nos enseña y conduce a generar una relación más profunda con nuestra respiración.
·  Nos hace conscientes de la relación inquebrantable entre mente, cuerpo y nuestras emociones.

·  Promueve la empatía, la compasión y la generosidad.

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