viernes, 30 de octubre de 2015

Mañana es la noche de Halloween

En vísperas de celebrarse la noche de Halloween son infinitas las fotos que uno suele ver por estos días publicadas en las redes sociales de niños disfrazados ya sea de fantasmitas, vampiros, monstruos, brujitas o simplemente animalitos.
Si aún no te has topado con ninguna foto o algún niño disfrazado en la calle, no es de extrañar que pronto lo hagas, ya que están a punto de salir. Yo hoy me topé ya con algunos, entre ellos una linda brujita y una calabacita.
Y es que mañana en muchos países se celebra la noche de Halloween y el día de Todos los Santos, de acuerdo a tradiciones propias del lugar, día en que las personas suelen disfrazarse trajeadas de personajes que dan miedo.
Los disfraces pueden variar y algunos pueden resultar realmente aterradores. En el caso de los niños ¿A qué se deberá ese gusto tan extraño de algunos de dar rienda suelta a la fealdad, a lo prohibido, a lo oculto y disfrazarse de una manera tan lúgubre?
Bueno, en un artículo de Patro Gabaldón, publicado en la página Guiainfantil.com,  leí que curiosamente a los niños no les gusta tener miedo, pero les encanta dar sustos a los demás. Si lo dudan, recuerden que uno de los juegos que más disfrutan es el disfrazarse, así como, el de esconderse detrás de una puerta para asustar al primero que pase.  Como se ríen y gozan  con esto.
Esto se debe a que por una vez, ellos tienen el poder: “en lugar de ser los sufridores de pesadillas y temores; ahora son ellos los creadores y protagonistas del miedo”.
Por otra parte, me he dado cuenta de que hay muchas personas que suelen no estar de acuerdo con la adopción de las diferentes maneras de celebrar la fiesta de “Todos los Santos” en el mundo, pero me gustó una sugerencia que el mismo Gabaldón hace en el mencionado artículo, quien manifestaba que si se piensa bien, este día “puede ser una excelente manera de enseñarles ciertos aspectos que no suelen tratarse en lo cotidiano como poder tratar el tema de la muerte, dar un tratamiento jocoso y festivo de los temores infantiles y, por último, una excelente oportunidad para acordarse de los seres queridos que ya no están entre nosotros. Al fin y al cabo la muerte y el miedo forman parte importante de nuestro paso por la vida y esta es una buena oportunidad para tratarlos con naturalidad y sin traumas”.
¿Qué les parece esta sugerencia?

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