miércoles, 12 de agosto de 2015

Por más razón que tengas, si gritas no tienes la razón




Suele decirse que educar no es tarea fácil, Y es que no sólo es difícil, sino que agota. No existe un manual como tal que nos indique exactamente qué hacer en determinado momento, aunque si herramientas que nos pueden ayudar para saber que hacer. Y entre esas las que nos debe quedar bien clara es que gritar no es un recurso educativo adecuado, ni para nuestros hijos ni para nosotros, sus padres.

Esto es algo que no sólo aplica al trato con ellos sino en toda nuestra vida con otros adultos y con nuestra pareja. Debemos argumentar sin gritar.

En el caso con nuestros hijos, si bien tenemos un criterio como adulto y padre, nuestros hijos también lo tienen, ya sea como niño o adolescente.

Bien sabemos que llegar a acuerdos es complicado y más cuando las personas que conversan parten de puntos de vista y madurez muy diferentes. Y si bien es difícil detener un grito cuando surge de forma instintiva, lo que no debemos hacer es convertirlo en un hábito.

Por algo dicen que la verdadera comunicación no es aquella que simplemente sale de nuestras bocas y ya, a veces uno consigue comunicarse mejor hablando desde el corazón con esa otra persona … pero no imponiendo nuestro criterio a la fuerza y mucho menos gritando, porque así se logra es alejarla.

Igual pasa con nuestros hijos y si se desea lograr que nos escuchen, deberíamos preguntarnos qué entenderán si le hablamos de manera fuerte e impositiva; ¿acaso hablándoles fuerte ayuda a que comprendan nuestras razones o los alejamos de nosotros?.

Son interrogantes que deberíamos hacernos antes de hablar con ellos. Eso nos dará unos segundos de tiempo para no hablar de forma negativa y organizar nuestra mente previamente. No nos cuesta nada, todo por mantener una buena relación y llevar una crianza respetuosa, entre nosotros y nuestros hijos.



Consejos alternativos al uso de los gritos

Como bien nos dicen, no es para nada conveniente gritarles, ni para ellos ni para nosotros, y es algo que podemos controlar completamente. Y es que ¿quién no ha visto la típica rabieta del niño y la madre o el padre al lado "pegándole" un grito? 

Para evitarlos, a continuación les dejo una serie de consejos que nos hacen especialistas de psicoglobalia.com como recursos alternativos para no hacer de “los gritos” un hábito

  • SI tu hijo se portó mal, ya sea que rompió algo en la casa o discutió con un hermano o alguna otra cosa que haya hecho mal, antes de “pegar el grito”  reflexiona, ponte en su lugar y busca los motivos de su actuación. A lo mejor desde nuestra posición no es justificable su acto, pero sí desde la suya, y hay que tener en cuenta que los niños viven el “aquí y ahora” sin contemplar las consecuencias. Esto debe tenerse en cuenta para valorar sus actos, e intentar, siempre de forma relajada, acercar su punto de vista al nuestro y viceversa
  • Planificar y hablar. Es necesario poner límite y normas en casa y la unión entre los dos miembros de la pareja es fundamental.
  • Nuestros hijos son personas y como tales merecen ser escuchados con atención antes de reprocharles nada. Esto además les enseña, que para la solución de conflictos, un método válido es el diálogo.
  • Por mucho que parezca increíble, susurrarles o hablar en voz baja les puede desconcertar, y ayudará a que se motiven a prestar atención. 
  • No tenemos por qué tener siempre la verdad absoluta de todo solo por ser padres. Por ello, cuando nos equivocamos, aunque nuestro hijo tenga 3 añitos, es bueno reconocerlo delante de él y que nos preste atención. Le enseñamos a reconocer errores.  
  • Para conseguir que tu hijo te obedezca, lo más adecuado es motivar, reforzar con elogios todo aquello que hace bien, corregir con el diálogo todo lo que hace mal y enseñarle siempre cuál es la forma correcta de hacerlo. Está claro que esto, en ocasiones, es mucho más cansado que alzarle la voz en un momento determinado, pero si no lo hacemos así las consecuencias son mucho peores.        
  • Canaliza tu frustración, ira o tu rabia en otra actividad que sea más útil que gritarles. Haz deporte, es una actividad que te beneficiará a ti y a ellos, o bien busca otras actividades que te sirvan. Por ejemplo, el deporte, ayuda a mantenerte sano y en forma, a la vez te permite “quemar” esos excesos de tensión física y psicológica.



Fuente consejos: psicoglobalia.com



Todo personaje famoso suelta alguna vez en su vida 
 frases que pasarán a la posteridad 

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