miércoles, 21 de octubre de 2015

Cuando un portabebés nos fue de mucha utilidad

En el post anterior hablé sobre el porteo y sus beneficios, tanto para la mamá como para el bebé. El porteo es una forma de crianza en la que llevamos a nuestros hijos prácticamente encima de nosotros. Esto es algo que no debería resultarnos para nada extraño, ya que la mayoría de los mamíferos hacen esto, así como algunos de nuestros antepasados que lo hicieron por siglos.

Y es que además ya no se considera que emplear esta modalidad de “tener a nuestros hijos en brazos” es mal criarlos, juicio que por demás nunca me ha gustado, menos mal que no he hecho caso alguno cuando me lo decían. Por mi podrían repetírmelo las veces que quisieran que yo no dejaría de cargar a mis hijas.

Expertos indican que la cercanía de los niños con sus padres es fundamental y el porteo es una excelente forma de brindar la seguridad y los estímulos que enriquecen el desarrollo neurobiológico de tu hijo, ya que todos sus sentidos se activan cuando los cargas en brazos. Así que no solo satisface las necesidades emocionales de ambos sino también las fisiológicas.

Ahora bien, todo esto es muy útil saberlo para no caer en el “capricho” de algunas personas que siguen con el tedioso temita de que no se deben cargar tanto a los bebés.

Pero lo que les quería comentar en este nuevo post es sobre una anécdota que vivimos mi esposo y yo con un portabebés tipo mochila y nuestra hija menor cuando estaba de meses.

Se que en nuestra época tenemos a nuestro alcance muchos sistemas alternativos como cunas,  coches, etc.,  que han hecho que las madres no tengamos la necesidad de llevar cargados a  nuestros hijos.

Pero igual yo compré uno de estos ya que me parecía que era muy útil, práctico y que me permitiría atender ciertas necesidades básicas, sobre todo cuando estaba en la calle, ya que sentía que llevando a nuestra beba cargada con éste podía protegerla de los posibles peligros del entorno.

A mi esposo no le gustaba para nada, es más, le parecía incómodo, en pocas palabras le fastidiaba, me decía que no le gustaba cargar a nuestra hija con él.

El caso es que en una ocasión iba en el carro con ella y otro conductor lo choca con su vehículo.  Gracias a Dios no resultó mucho el daño más allá del susto, por supuesto.

Él se baja del carro con nuestra peque en brazos. Mientras, yo estaba en mi trabajo, me llama y enseguida me llegué hasta donde estaban.

Bueno, les cuento que al llegar me encuentro a mi esposo con nuestra hija cargada en el portabebés que tanto le disgustaba. Toda una sorpresa para mí.
Resolvemos el asunto del choque y ya más tranquilos le pregunto: “¿y eso qué utilizaste el portabebés para cargar a la bebé?”

La respuesta casi  me dejó paralizada. Resulta que él se puso muy nervioso con el choque porque iba con la niña, en eso una señora que ni conocía se le acercó y le dijo que ella podía cargarle a la bebé mientras el resolvía lo del choque, que ella vivía por allí cerquita.

Él que siempre ha sido una persona muy confiada con desconocidos (totalmente opuesto a mi), en esta oportunidad no se confió y le dijo: “No, gracias”. Acto seguido se colocó su portabebés con nuestra hija dentro.

Creo que fue la primera y única vez que lo usó, pero no puedo sino decir que fue la mejor y que su compra bien valió la pena, no importa si no iba a ser usado más nunca. Se imaginarán como me sentí y le di gracias a Dios que él por esa vez lo usó.

No se si estarán de acuerdo conmigo  en relación a mi desconfianza, pero hay mucho peligro en la calle y muchos raptos. Tal vez la señora tenía la mejor de las intenciones pero uno nunca sabe y mi esposo iba a estar totalmente distraído con el problema, lo que hubiese podido darle pie a cualquiera para ya saben que.

Gracias a Dios no pasó de allí!

Pero la “moraleja” de esta historia que quisiera dejarles es que nunca está de más el poder contar con todos los accesorios que estén a nuestro alcance y que puedan ayudarnos con nuestros hijos, si piensan que emplear un portabebés (que los hay de varios tipos) les ayudará, cómprenlo! No importa que no lo utilicen lo suficiente,  siempre habrá una ocasión en que valdrá la pena haberlo hecho.

Yo digo con orgullo que fui toda una mamá canguro!!! ;)

Como recomendación final, a continuación les dejo una imagen explicativa de la forma correcta y la NO correcta para un porteo seguro y ergonómico y evitar así la displasia de cadera.

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